El fotógrafo y músico Steve Areen decidió no dejar para después su deseo de construir la casa de sus sueños. Uno de sus amigos le regaló parte de su territorio en un campo de cultivo de mango cerca a un centro de retiro. Con ayuda de diseñadores locales Steve desarrolló el proyecto de la casa donde siempre había querido vivir, luego lo único que tuvo que hacer fue ponerse manos a la obra. Le costó sólo 9000 dólares.
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