Hay diversas instituciones o fundaciones de apoyo que se encargan de cuidar de las personas, van desde lugares especiales para quienes no tienen hogar, son víctimas de maltrato, guerra o padecen alguna enfermedad mortal como cáncer. Pero los animales no tienen beneficios como esos, hay asociaciones donde se les rescata pero difícilmente se encuentra alguna que pueda ayudarlos si padecen alguna condición especial como es el Síndrome de Down, una enfermedad que no sólo afecta a los humanos.
Cuando el Síndrome de Down se da en animales, no son tomados en cuenta, muchos pasan desapercibidos sin tener cuidados necesarios y a veces son sacrificados. Para Roger Lindeldoff la cuestión fue diferente; él también habría seguido indiferente ante la situación pero fue gracias a su hijo, que padece Síndrome de Down, que se dio cuenta de esta situación.
Roger Lindeldoff trabajaba en un rancho ganadero de Utah, Estados Unidos. Se encargaba de la administración y veía que la producción de ganado estuviera al día. A veces lo acompañaba su hijo Jason de siete años de edad. Al niño le gustaba ver las vacas y jugar con ellas hasta que comenzó a crear un lazo más fuerte con sólo una de ellas.
Los granjeros le dijeron al padre de Jason que había algo raro en la vaca que jugaba con su hijo, pero no sabían qué. Roger no tardo en darse cuenta que tenía Síndrome de Down. Antes ya había escuchado que esta enfermedad afectaba a los animales tambi9én, pero nunca había visto un caso en persona.
Cuando los granjeros descubrieron lo que tenía la vaca, decidieron sacrificarla. Roger se lo contó a su hijo y este al enterarse lloro mucho y le rogo a su padre que no lo permitiera, que hiciera algo. Conmovido, Roger compró la vaca y la llevo a su casa. Le construyo un pequeño espacio y su hijo fue más feliz que nunca porque ahora podía jugar con su amiguita en casa. Mientras tanto, el padre de Jason se puso a investigar en internet y descubrió que no existía ningún lugar que ayudara a animales con esas condiciones, por lo que tomó una decisión que cambiaría su vida y la de los animalitos con Síndrome de Down.
Roger contaba con un terreno grande cerca de la productora de ganado, así que ¿por qué no iniciar un pequeño albergue?, fue así que nació la Fundación para animales con Síndrome de Down (DAF por sus siglas en inglés), que provee de refugio y da una vida digna a los animales con condiciones especiales.
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