Esta es la historia de Leisa y Noel, una pareja de Dublín feliz por su próximo enlace matrimonial. Todo en su historia parecía ir bien, aunque sabían que su peso no, de hecho, hacía mucho tiempo que se habían sobrepasado de kilos, aunque eso no les importaba porque ambos admitían su pasión por comer, además reconocían sus hábitos pocos saludables.
La obesidad no le puso las cosa fáciles a Leisa, de 33 años. "Elegir mi traje de novia no fue la mágica experiencia que yo esperaba" comentó.
"Mis opciones se limitaban a una tienda, donde todos los trajes que me estaban bien hacían que pareciese que llevaba un enorme edredón por vestido".
Cuando la cama de ambos se había hundido bajo sus pesos en cuatro ocasiones antes de que decidieran colocar su colchón directamente sobre el suelo, se dieron cuenta que tenían que cambiar, pero aun así no perdieron, e incluso ganaron peso hasta que llegó el día de su boda.
El enlace matrimonial fue precioso junto a su familia y amigos, además se fueron de luna de miel a un lugar romántico, pero el momento en el que se dieron cuenta de que algo tenía que cambiar fue cuando llegaron las fotos de su boda. Cuando Noel las vio por primera vez, supo que Leisa no debía verlas, por lo que las escondió asegurándole que no habían llegado. Aplazó el momento lo más posible hasta que Leisa descubrió que ya habían llegado. Cuando su ahora esposa vio las fotos, se horrorizó y quedó triste y desilusionada. Juntos rompieron las fotografías y decidieron que era hora de cambiar.
Comentarios 0