A veces la vida de encarga de juntar a dos personas que podrían parecer que nada tienen que ver la una con la otra pero que representan una segunda oportunidad para la vida. Eso es lo que pasó con un niño de nueve años y con un condenado a cárcel.
Zachary Tucker, de nueve años, fue diagnosticado con síndrome de Asperger, una forma de autismo que le dificulta el contacto con las personas. Sus síntomas comenzaron a empeorar, ya que empezó a sufrir terribles ataques de pánico que cada día se volvían más intensos y difíciles de sobrellevar.
Los desesperados padres de Zachary, buscaron cualquier solución para ayudar a su hijo, lo que no sabían era que la encontrarían en Chris Vogt, un hombre condenado a 48 años de prisión.
Chris Vogt es experto en amaestrar perros para ayudar a niños con autismo, el problema es que está en la cárcel. Fue condenado a 48 años de prisión por ser cómplice de asesinato.
Como parte de su servicio en la cárcel para aprovechar sus conocimientos y tratar de ayudar, forma parte de un programa de entrenamiento canino dentro de la cárcel. Esto representó la oportunidad que los padres de Zachary necesitaban.
Los padres del niño organizaron una visita a la prisión a pesar de su temor. Por suerte, Chris se ganó la confianza de Zachary en poco tiempo, gracias a la ayuda de su perro Clyde.
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