Para hacerlo solo tuvo que tomar dos vuelos durante sus tres años de viajes, tener a la mano su pequeña cantidad de dólares, una mochila y una bolsa de dormir. Aunque como “mochilero”, se divirtió pero también encontró algunos momentos bastante terribles en su travesía. Por ejemplo, se encontró cara a cara con un miembro de los talibanes en Afganistán.
“Yo estaba emocionado y feliz de tomarme una foto tan loca, pero no sabía si el arma estaba cargada. Tomé el AK47 con cuidado y traté de no acercarme al gatillo. Mientras caminaba con él pensaba que me podía matar, pero él no era malo, era como un padre. Era un hombre de buen corazón. A continuación nos tomamos una foto juntos, y yo estaba muy relajado a su lado”.
En su viaje también fue confrontado por un hombre armado en Venezuela y unos ladrones en Irán. Eso no suena muy bien hasta ahora, ¿verdad?
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