¡Que loco! Este hombre conduce todo un día sólo para comprarle pollo de KFC a su esposa por su aniversario de bodas

Todo comenzó por un trato que hizo Angela con su esposo Mike, a cambio de que éste abandonara otra idea extraña para su boda… ¿La idea de Mike? Casarse en el concurso de talentos durante el “Nattiq Frolics”, un carnaval anual de primavera en Kugluktuk.
El premio de primer lugar serían unos boletos de avión, y además, toda la comunidad estaría en el evento. Esto implicaba tener que ganar y Mike estaba seguro de que lo lograría. Pero Angela dijo que no quería un concurso de talentos en su boda. En lugar de eso, como premio de consolación para su futuro marido, aceptó que el menú de la boda fuera de pollo, puré de papa y panecillos de KFC.

“Tuvimos que pedir desde Yellowknife, y en ese momento podían vender KFC congelado”, dijo Angela, y recordó, “Mike ordenó 500 piezas de pollo. Todo el mundo que se invitó a la boda estaba más emocionado con el pollo de KFC que por nuestra boda”.

Quince años después, la pareja y sus tres hijos, quienes viven ahora en Yellowknife, Canadá, una ciudad prácticamente solitaria en el Noroeste de ese país, siguen con la tradición del pollo de KFC en cada aniversario de bodas. Sin embargo, con el cierre del único restaurante de KFC en la ciudad el año pasado, las cosas se complicaron.
“Este año fue el más difícil de planificar. Pero mi marido no lo dudó. El condujo todo el camino para conseguirlo…”.

Durante las vacaciones en marzo, su hijo y él se levantaron temprano una mañana y condujeron 700 kilómetros. Mike compró 15 cubetas de KFC y condujo 700 kilómetros de vuelta en un día.
De acuerdo con Mike, su inusual “orden para llevar”, hizo que los empleados del KFC en High Level, la ciudad más cercana con un restorán de esta cadena, le dijeran: “puede ser que tome un poco de tiempo”, y se pusieron a prepararlas de inmediato”. Mike pidió pollo congelado, pero la cadena no accedió.
¿El costo de esta aventura?: La gasolina para recorrer 1,400 kilómetros; además de la compra de 15 cubetas de pollo, fueron cerca de 600 dólares. Pero ¿valió la pena? Mike asegura que “cada centavo lo valió”.
“Tenemos que mantener vivas las tradiciones. Si ya tenemos quince años, ¿por qué parar ahora?”, subrayó.