La triste historia de las primeras quintillizas del mundo

Las llamaron Yvonne, Annette, Cécile, Émilie y Marie. Sus padres Oliva-Edouard y Elzire Dionne ya tenían cinco hijos y luego tuvieron tres más después de que las quintillizas nacieron.

Con una familia tan grande, los Dionne no contaban con recursos, y aunque recibieron muchas ofertas de instituciones dispuestas a hacerse cargo de las “milagrosas” niñas, ellos no accedieron.

Varias de las instituciones que pretendían adoptarlas, se consideraban de naturaleza médica, pero eran parte de la cultura de espectáculos de fenómenos que aún existían en aquella época.
Desafortunadamente, pocos días después de su nacimiento, la custodia de los bebés les fue retirada a sus padres por el gobernador Mitchell Hepburn, a través de un decreto: Las niñas serían pupilas de la provincia y fueron puestas bajo la guía del doctor Dafoe y otros tres guardianes, fueron ubicadas en Quintland, un parque temático, ubicado junto al hogar de sus padres.

Los médicos se hicieron cargo de su crianza. Fueron constantemente estudiadas y las personas podían pagar para poder verlas.

Las convirtieron en una atracción turística popular que recibía 6 mil personas al día que iban a admirar el espectáculo de las cinco hermanas idénticas y en 1934 las quintillizas llegaron a facturar cerca de un millón de dólares canadienses.

El parque se transformó en la atracción turística más importante de Ontario en esa época. Incluso fueron llevadas a giras para conocer a mandatarios de otros países.

Cuando las niñas cumplieron nueve años, los Dionne recuperaron su custodia. Por desgracia en su numerosa y empobrecida familia las chicas fueron tratadas como una manera de conseguir dinero. A lo largo de su adolescencia en varias ocasiones tuvieron que acudir a eventos y fueron maltratadas. Años después revelarían que su padre llego a abusar de ellas.

Al cumplir dieciocho años, las chicas se fueron de casa y cortaron lazos con sus padres y con Dafoe, el médico que las adoptó en la infancia para estudiarlas y explotarlas. Deseaban una vida tranquila, así que se alejaron de los medios y la fama, pero, ¿qué fue de ellas?

Émile Dionne se convirtió en monja y murió en 1954 con 20 años tras asfixiarse luego de tener un ataque de epilepsia; Marie Dionne falleció el 27 de febrero de 1970 de un aparente infarto cerebral en Montreal. En los años noventa, las tres hermanas restantes se fueron a vivir juntas a un suburbio de Montreal y continuaron viviendo fuera de las luces de la fama.

Volvieron a la luz pública luego del nacimiento de los septillizos McCaughey (que ahora tienen 18 años). Publicaron una carta aconsejando a los padres de estos niños que se alejen de la publicidad y la fama para que no sufran como ellas.
“Si esta carta cambia el curso de los acontecimientos de estos recién nacidos entonces tal vez nuestras vidas sirvieron para un propósito más elevado”.

En 1998 las tres hermanas llegaron a un acuerdo monetario con el gobierno de Ontario, Canadá, para recibir una compensación por la explotación que sufrieron en el pasado. Yvonne murió por cáncer en el 2001 y recientemente Annette y Cécil celebraron su cumpleaños número 82, privadamente sin llamar la atención.