Atacada de forma espantosa por alguien terriblemente cruel, esta vieja tortuga apareció rondando la casa de Paul y Diane Tuttle en Illinois con un destornillador clavado en su caparazón. Su cráneo estaba fracturado y tenía un ojo cegado, pero de algún modo sabía que la pareja no le haría daño.
“Nunca intentó mordernos,” dijo Paul a Journal Star el pasado Septiembre. “Estaba calmada.” Llevaron apresuradamente a la tortuga a la clínica veterinaria All Pets para que recibiera tratamiento. Su caparazón fue taponado con fibra de vidrio y un herpetólogo del zoo Peoria, Douglas Holmes, se ofreció voluntario para llevarse a la tortuga (a quien han llamado Tuttle) a su casa para cuidarla durante el invierno.
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