Para amanda, fue mágico el momento en que una mariposa se posó en su vestido mientras modelaba para la sesión de fotos de la boda. El insecto se posó sin temor y parecía estar mirándola; sintió que era el espíritu de su hija fallecida y se puso a llorar de inmediato.
A pesar de ser un gran día, a Amanda le hacía falta su pequeña Azalee, quien no puede estar presente porque murió hace dos años víctima del cáncer.
A la novia le rompió el corazón que su hija no haya podido conocer a Chip, su futuro marido, y compartir su felicidad junto a ella. Por lo que después conmovedor momento con la mariposa, Amanda decidió pedirle a la fotógrafa Ashley Frantz, que hiciera otras fotos muy especiales junto a su hija.
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