Nunca se sabe cuando algo viejo puede ocultar un gran tesoro, como sucedió con una vieja silla polvorienta que sus dueños guardaban en un desván, pues estaba en mal estado y no tenían dinero en ese momento para tapizarla.
Esta silla llegó a ellos a través de una subasta, la adquirieron por 6 dólares, pero tiempo después encontraron algo que aumentó por mucho su valor.
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