Un turista en Islandia no tenía la dirección de la persona a quien quería enviar una carta, pero por suerte, tenía buena memoria.
Así que, en vez de poner la dirección en el sobre, dibujó un mapa que llevaba a una granja en Hvammsveit, al oeste de Islandia, con un punto rojo marcando dónde vive el destinatario.
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