Pero, ¿cómo inició? Lainey Morse se dedicó a una de sus grandes pasiones por 10 años: la fotografía, pero por cuestiones de salud, decidió darse un respiro del trabajo, y pasó a dedicarle tiempo a su granja que se llama “No regrets”, es decir, sin arrepentimientos, su nuevo lema de vida.
El yoga llegó poco después, ya que una monitora se encontraba buscando un lugar para dar sus clases, así que contrató a Morse, pero por el lugar transitaban libremente las cabras.
Pero lejos de causar algún problema o distracción, la presencia de estas adorables cabras aporta tranquilidad, además son muy amigables y sociables.
La compañía de estos animales, sumado a la tranquilidad única que se experimenta en la granja, es sin duda una de las vivencias más maravillosas que se puede desear. A ellas les gusta convivir con las participantes, observarlas y acostarse cerca de ellas.
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