Las buenas noticias vinieron cuando, al cabo de los días y gracias al trabajo de los voluntarios, Princesa se fue recuperando. Fue cogiendo peso y haciéndose más fuerte.
Le daban todo el amor y cariño posible para que fuese confiando en las personas y no estuviese tan asustada.
El cabo de un par de meses, Princesa ya estaba preparada para mudarse a su nuevo hogar. Ahora es una perra feliz y está muy bien cuidada. Aquí está con su hermanastro, Cliffy.
Es una perra preciosa que no empezó su vida con muy buen pie, pero que con el paso del tiempo, está encontrando su sitio en este mundo.
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