El vínculo que se forma entre los niños y una mascota es algo que marca para siempre. Lo triste es la separación, aceptar la pérdida, pero también es un crecimiento profundo porque demuestra que desde temprana edad tienen una gran capacidad de amar.
Es por ello que decir adiós a quien siempre ha estado contigo es una de las pruebas más difíciles para un niño. Eso precisamente le tocó experimentar a Linn Bakker, una niña de apenas 6 años que tuvo que despedirse de su mejor amigo perruno.
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