En Sao Paulo, la policía se encontraba en medio de una redada cuando accidentalmente ingresó por error al interior del sótano de una vivienda y encontró una imagen espantosa: un hombre de 36 años sobre un colchón desastroso, en un cubículo cuyas ventanas habían sido cerradas con candado, sin luz eléctrica o natural, y sin la posibilidad de abrir la puerta desde el interior.
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