“Escribo esto como recordatorio a todas los padres y madres que salen con sus hijos a cualquier lugar público. Hace unos días estaba comprando en el supermercado cuando de repente una niña de unos 9 años se acercó a mi hija. Al principio no le di demasiada importancia, pero llegó un momento en el que vi que aquella chica era demasiado persistente con mi hija por lo que terminé diciéndole que la dejase tranquila, que ella no quería ningún tipo de juegos.
La niña me miró enfadada y se marchó, sin embargo, en el momento que me distraje un segundo, vi como la niña estaba hablando de nuevo con mi hija ofreciéndole un chicle. Miré a mi alrededor y pude ver a un hombre que le hacía señales a la niña. En ese momento tomé a mi hija de la mano y fui corriendo a decírselo al gerente del supermercado, para entonces, los dos sospechosos se habían subido a una furgoneta y se habían largado.
Obviamente estaban tramando algo con mi hija, prefiero no imaginar lo que podría haber sucedido. Menos mal que me di cuenta y conseguí que huyeran de aquel sitio.”
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