El puesto quedó libre el pasado otoño, cuando el sacerdote que vivió allí durante un año, decidió regresar a Viena. Antes de él, un monje benedictino habitó en la ermita durante doce años.
Sólo hombres han ejercido aquí hasta ahora de eremitas y, por el momento, los responsables quieren que siga siendo así, aunque Moser reconoce que dos mujeres, una de ellas monja, se han postulado para el puesto este año, pero consideran peligroso que una mujer se quede sola allá arriba en la ermita.
"Puede ser que la próxima vez tomemos una decisión distinta, pero esta vez hemos decidido continuar con la tradición", comentó.
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