Hace unas semanas que los medios están publicando la historia de los jóvenes creadores de Gïk y no debería pasar desapercibido para nadie: estos emprendedores, que crearon el ya conocido como vino azul, recibieron en verano una denuncia del sector para intentar frenar su expansión.
Después de un tiempo trabajando en su proyecto, con el que han llegado a vender 100.000 botellas, los chicos del vino azul -así se conoce en todo el mundo esta bebida-, recibieron una denuncia del lobby del vino, que considera que por su color no puede tratarse de un vino ni etiquetarse como tal. Pararon sus ventas, les impusieron una multa e incluso provocaron el despido de dos personas.
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