Vivir en una familia donde eres el menor tiene sus consecuencias. Regularmente los hermanos mayores son esas personas capaces de sacar lo mejor de nosotros, ¡y también lo peor! Los odiamos, y los amamos. Pero, más allá de todo: ¡los necesitamos!
Son las personas de las que más aprendemos: imitamos su forma de vestir, de bailar, su forma de tratar a los amigos, con ellos aprendemos a pelear y a defendernos. Tener hermanos más grandes es una gran forma de aprender y también de sufrir.
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