Para saber cómo viven los guaraníes, un fotógrafo británico vivió 12 días junto a ellos

«Soy muy consciente de soy un extraño ante los ojos de los guaraníes. Aun así, me recibieron muy afectuosamente y no dudaron en compartir conmigo lo que tenían», — afirmó Oxford.

Esta tribu vive en las selvas cercanas al río Napo, uno de los afluentes del Amazonas. Habitan los bosques de Paraguay, noreste de Argentina, extendiéndose hasta el sur de Brasil. El idioma quechua es el lenguaje indígena más extendido en Ecuador, pero esta tribu tiene su propio lenguaje característico y su población es reducida — sólo unas 4 mil personas.

En esta tribu, se ha conservado una clara asignación de responsabilidades, en dependencia del sexo. Los hombres están ocupados en la caza, y las mujeres, en la crianza de los niños, tareas domésticas y recolección de frutas.

Debido a que los guaraníes viven tan separados del resto del mundo, tienen un aspecto muy diferente del que conocemos. Los representantes de la tribu se ven obligados a subir con frecuencia a los árboles, producto de esta costumbre sus pies se han vuelto casi planos, y los dedos de los pies se extienden en diferentes direcciones, así es más fácil aferrarse al tronco de los árboles. ¡Muchos guaraníes tienen 6 dedos de manos y pies!

La dieta base de los guaraníes es la carne de monos silvestres. Los miembros de la tribu son capaces de trepar a los árboles, y pasan horas colgando de las ramas, acechando a sus presas.

Para la caza, los guaraníes utilizan cerbatanas, con los que lanzan dardos envenenados con el famoso curare (un compuesto fabricado a base de ranas venenosas). Una vez derribada la presa, la ultiman con lanzas de madera.

Los Guaraní también cazan cerdos salvajes ( pecaríes). Es una caza poco frecuente y no pueden degustarla todos los días. El hecho de cazar un pecarí es motivo de fiesta.

Además de los monos y pecaríes, los guaraníes comen tucanes.

Sin embargo, los pericos les sirven como animales de compañía.

A pesar del hecho de que la tribu guaraní es bastante aislada, saben de la existencia de la civilización, con la cual contactan periódicamente. Hacen collares de plumas multicolores y los venden a los turistas. Pero no tienen interés en adoptar una forma de vida más civilizada.

«En los últimos tiempos ha menguado el número de las culturas indígenas y toda su experiencia acumulada a través del tiempo. La gente es cada vez más similar entre sí, y esto es muy triste. Una de las mayores alegrías de mi vida es pasar tiempo con la gente que realmente no se parecen a mí», — ha compartido el fotógrafo acerca de su interés por esta tribu.

Todavía en la actualidad, hay tribus que viven de la misma manera que en la Edad de Piedra.

Quién sabe por cuánto tiempo esta tribu será capaz de resistir los embates de la civilización ya que no muy lejos de su hogar, hay unos yacimientos de petróleo…

Increíble, ¿no te parece?