Aún hay muchos prejuicios contra los gatos negros, así que el dueño de este gatito decidió comprobar algo por sí mismo.
Primero dibujó un círculo a ver si su gato se sentaba dentro. No, ninguna reacción. Intentó lo mismo haciendo un cuadrado. Nada aún.
Finalmente hizo algo que parecía un pentagrama, ¿y sabéis qué? ¡Funcionó! Al momento, la bola negra de pelos estaba sentado en el medio.
¿Es una coincidencia o la prueba de que lo que dicen de los gatos negros podría ser verdad? ¿Tú qué opinas? ¿Prefieres abrazar a este gatito o lanzarle agua bendita y salir corriendo?
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