¿Sabes cuando vas a pisar una chincheta y la esquivas y piensas: “Uf, casi me hago daño. Si fuera un ratón habría sido peor.” Bueno, eso es lo que yo pienso, y lo dibujé.
Así nació Rikiki y por suerte sus experiencias no son siempre así de traumáticas: va al gimnasio, come chocolate y cacahuetes y tiene un caracol de mascota que se llama George. Si le miras desde el principio, verás que ha evolucionado.
Dejo volar mi imaginación cuando dibujo. Mezclar un objeto real con el personaje dibujado lo hace parecer que quiere salir del papel y eso me gusta mucho. Y en internet a la gente le encanta y me escriben sobre las futuras aventuras de Rikiki. Creo que van a matarme si no le dibujo una novia pronto.
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