Sin embargo, las personas nacemos con una ventaja por sobre el resto de los animales, pues somos capaces de razonar; llamémoslo sentido común, conciencia, criterio, o como sea… Lo importante es que somos capaces de elegir deliberadamente entre una amplia gama de posibilidades.
Brittany y Justin Alston, una pareja estadounidense de 21 años, escogió dejar morir a su bebé recién nacido al interior de su propia casa, y aunque Dios, el destino o la fortuna, no permitieron que el pequeño falleciera, la historia es tan cruda como cierta: Hoy ambos reciben un castigo que se queda corto ante tanta crueldad y falta de humanidad.
Invitaron a todos sus amigos, vecinos, y fueron emborrachándose con el transcurso de las horas, de pronto, uno de los invitados que había ido al baño, sintió llantos débiles.
Extrañado, abrió la puerta que daba hacia una pieza y ahí lo vio; el pequeño Riley, un bebé de menos de un año de edad, flotando en una piscina de vómito, orina y excremento, desnutrido, moribundo, agonizante… Llevaba días así, abandonado en esa pieza, y a la pareja ni le importaba.
¡Rápidamente el chico llamó a la policía!.
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