Se cree que el primer libromóvil apareció en Warrington, Inglaterra, en la década de 1850. Era un carro tirado por caballos y prestó cerca de 12.000 libros durante su primer año de servicio. Después, se instalaron más bibliotecas móviles dentro de vehículos y alcanzaron su máxima popularidad a mediados del siglo XX, cuando se convirtieron en parte de la vida americana.
Algunos libromóviles se encuentran aún en activo, operados por bibliotecas, colegios, activistas y otras organizaciones, pero se consideran un servicio caduco debido a sus altos costes, el avance de la tecnología y su impracticabilidad.
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