Nuestros problemas no son nada, comparado con el dramatismo de las guerras y esta escena muestra la realidad de quienes viven en carne propia el conflicto armado.
El hombre de 70 años enciende su pipa, coloca un disco en su reproductor de vinilo y se sienta en su cama. O en lo que queda de ella. Es la rutina que en medio de escombros y devastación realiza cada día Mohammed Mohiedin Ani en su vivienda de Alepo, Siria, donde espera que la guerra termine y le devuelva su vida, la de un coleccionista de autos antiguos.
Pero cuando Joseph Eid, de la agencia AFP, se colocó frente a Mohammed en su habitación para tomarle una serie de fotografías, no sospechaba que una de esas imágenes recorrería el mundo y se volvería viral. El fantasmagórico escenario en que se presentaba su alicaído modelo era dramático, pero no sospechó que se convertiría en un ícono de la ciudad. Es que su retrato era una contraposición a las miles de capturas de niños huyendo del infierno de Alepo que se ven a diario en las redacciones.
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