Llevo haciendo fotos a mi abuelo Jiji desde que no tenía ni idea de usar una cámara. Un día la vida de mi abuelo de 94 años cambió completamente gracias al gato Kinako.
Desde que la guerra terminó, y durante 64 años, Jiji iba a la oficina, pero en 2009 le mandaron al hospital, donde le dijeron que estaba enfermo. Este hombre tan extrovertido perdió gradualmente el interés en la vida y se volvió más gruñón que nunca.
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