Para Janssens, su proyecto no se trata de algo morboso, sino, más bien, de una elección práctica y divertida.
A ella siempre le han gustado los retratos estáticos que eran tomados en las bodas a principios del siglo XX. Su objetivo es hacer un retrato icónico, hermoso, sereno y que no muestre miedo, que deje ver una suave sonrisa, de preferencia, y que muestre que el modelo ha sido consciente de la elección del retrato por el que será recordado por sus allegados.
“La vida y la muerte están inevitablemente ligados. En Bélgica todavía parece haber un tabú en torno a la idea de la muerte. Como fotógrafa, creo que el momento en que uno reflexiona sobre su propia muerte es un momento precioso para compartir y retratar”, aclara.
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