Cuando Cassidy Williams era una adolescente, representó una aventura poder adoptar a su perro Dood. Ella vivía con sus padres y ellos no querían tener una mascota en casa, pero la chica los engañó un poco hasta que consiguió que sus padres se enamoraran de Dood y lo dejaran vivir permanentemente a la casa familiar en Utah.
En ese momento Dood era apenas un cachorro. Ambos se volvieron compañeros inseparables y crecieron juntos.
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