Hace muchos años, en muchas culturas, las mujeres embarazadas esperaban que su bebé no naciera niña y sufriera el rechazo del padre, ya que se creía que el género femenino se caracterizaba por la debilidad y significaba el fin del legado familiar. Y aunque en algunas culturas, la mujer sigue siendo el sexo débil, en muchas otras las cosas han cambiado, como sucede en el pueblo de Piplantri, quienes comprenden bien que ellas tienen en sus manos un rol transformador que es capaz de generar lo más revolucionario de todo: la vida.
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