Recuerdo cuando mi hijo aprendió a reír, y yo, como nuevo padre con su primer hijo, hacía cualquier cosa para oirle reír, incluso jugar al “avión” con él después de cenar. Este es el tuit que escribí esa noche después de jugar:
“Aunque jugar al avión con tu hijo después de cenar suena divertido, que te vomite en los ojos y la barba ya no lo es tanto.”
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