"Dejé mis dos trabajos al día siguiente, apliqué solicitud para obtener apoyo del gobierno. Iba a hacerlo, eramos Faith y yo contra el mundo. Y aunque fue duro, lo hicimos. Preguntarme qué es lo que se siente ser un hombre con síndrome de Asperger y criar a una niña es probablemente la cosa más difíciles que haya experimentado en toda mi vida. Los llantos eran insoportables, pues mis problemas sensoriales estaban siempre al límite, mi depresión empeoraba, ni dormía ni comía, sólo cuidaba de mi niña”.
“Había momentos en que gritaba después de llevarla a dormir. Me encerraba en el baño y lloraba vestido en la tina hasta quedarme dormido. Nosotros con Asperger necesitamos un descanso, yo no tenía apoyo ni refugio seguro. Faith estaba ahí cuando dormía y cuando despertaba, e incluso hasta al baño me seguía. Pero usé la mejor arma de los Asperger: la lógica. Y como los bebés aman la rutina, puse las horas de comida, baño, una historia antes de dormir y ‘buenas noches papito’. Así que con el tiempo todo se volvió más fácil.
Ahora sé peinarla, vestirla de forma linda, y hasta vamos de compras juntos. Ella me habla acerca de sus miedos y lo que le gusta. Quizá nunca sea el papá perfecto, pero he tratado y la amo verdaderamente con cada fibra de mi ser, y sé que ella a mí también. Faith me enseñó sobre amor incondicional. Ella dependerá de mí para siempre. Eso es mucho tiempo, así que recuperé mis trabajos, fui a la universidad mientras ella estaba en la guardería. Y así fue como las cosas simplemente mejoraron para nosotros”.
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