Todos hemos sido niños alguna vez, pero algunos de nosotros tuvimos suerte de nacer antes de que las redes sociales se inventaran. Podíamos armar un desastre, llorar sin parar, mearnos encima y montar tantos numeritos como quisiéramos, que no teníamos que preocuparnos de que nadie nos hiciera una foto en ese momento y la subiera inmediatamente a Facebook, Twitter o instagram. ¡Pero los niños de hoy en día no tienen tanta suerte!
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