Un bebé puede no ser perfecto, pero siempre debe ser recibido con mucho amor, pero cuando no cumple las expectativas de los padres, muchos no tienen reparos en deshacerse de él.
Todo comenzó en un ambiente alejado de la crueldad que se viviría después. Anny esperaba con mucha emoción la llegada de su primogénito, todo pintaba de maravilla y el embarazo iba de lo más normal. Sin embargo, al nacer toda aquella felicidad se vio opacada y Jon (como decidieron llamar al bebé) no fue recibido de la mejor forma.
De principio parecía que todo saldría bien, las contracciones aparecieron, la pañalera se encontraba lista con lo indispensable y camino al hospital, se le rompió la fuente a Anny, su bebé anunciaba su llegada y los padres se encontraban realmente emocionados y felices.
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